viernes, 28 de mayo de 2010

LF.



La función del arte I

Diego no conocía la mar. El padre,

Santiago kovadloff, lo llevo a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba mas allá de los altos medados esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de

arena, después de mucho caminar, la mar estallo antes

sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño

quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:


_ ¡Ayúdame a mirar!